d´estos mis rregnosque por mi mandado estades en el rreyno de Aragón e en el prinçipado de Catalueña e qualsequier capitanes e cavalleros e gentes de armas e conçejos de qualesquier çibdades e villas e logares e castillos e fortalesas de dicho rregno de Aragón e prinçipado de Catalueña que por mi e en mi serviçio e obediençia estades».
Fechadas el 24 de Noviembre de 1462 en Agreda (Soria). 1 hoja de papel manuscrita en letra cortesana. Folio menor. Firma manuscrita ´YO EL REY´ y del Secretario Alvar Gómez de Ciudad Real. Sello de lacre en el dorso. Dobleces reparadas con papel por el vuelto, afectando al texto pero permitiendo la lectura. Mancha de cera. .Segundo documento: .El rey notifica a alguien (a quien lo lea) que envía el comendador Juan Fernández Galindo, de su consejo, y que le crea como si fuese él. También le hace saber que envía a Fernando de Ribadeneyra, también de su consejo y de su plena confianza, y al caballero Álvaro de Mendoza. .Tercer documento: .El rey notifica a alguien (o a quien lo lea) que envía a Aragón y Catalunya el comendador Juan Fernández Galindo, de su consejo, y que le crean como si fuese él. También se hace saber que envía a Fernando de Ribadeneyra, también de su consejo y de plena confianza, y al caballero Álvaro de Mendoza.
El Principado de Cataluña fue hostil a Juan II de Aragón casi desde el comienzo de su reinado en 1458. En 1462, los catalanes ofrecieron el trono a Enrique IV de Castilla, que el 11 de Agosto fue proclamado Conde de Barcelona. Su primer acto fue mandar a Juan de Beaumont, Prior de Navarra, y a Juan de Torres, al frente de un pequeño ejército para socorrer Barcelona, que había sido sitiada por Juan II. Pero el apoyo de Luis XI de Francia al rey aragonés y la debilidad de los castellanos hizo que estos tuvieran que abandonar el principado. El conflicto en el que había desembocado la sucesión al trono entre Juan II y Enrique IV se agravó, pero las negociaciones hicieron que Enrique IV firmara un acuerdo con la infanta Isabel por el que reconocía que ella podía heredar el trono siempre y cuando él pudiese acordar su matrimonio, desechando así a su propia hija Juana como heredera. Este pacto se firmó en 1468, es el Tratado de los Toros de Guisando (aunque no se conservan documentos, solo referencias posteriores). Cuando Isabel II se casó con Fernando de Aragón, invalidó el acuerdo y Enrique IV declaró heredera a su hija Juana.
